Capítulo 1: A la Puerta del Sol

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Karttes
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Capítulo 1: A la Puerta del Sol

Siguiendo el popular dicho argentino ‘Ezeiza es la salida’ sin lugar a dudas, entonces, ‘Madrid es la llegada’. La capital española, quizá todavía jugando el papel de Metrópolis en nuestro inconsciente o simplemente porque Barajas sea el destino más económico para volar desde América, suele ser el terreno de desembarco de la mayoría de latinos que buscan vacacionar o radicarse en Europa. Nosotros no íbamos a ser la excepción.

Tras tres días de tránsito, volando de Córdoba a Buenos Aires, de Ezeiza a Nueva York y por último a Barajas, finalmente pudimos pisar territorio europeo. Nuestro "Día D" finalmente había llegado. La sensación de alivio después del estrés que genera entrar a un nuevo país, sobre todo pospandemia, era notable, sin embargo, apenas si podía disfrutarlo. El combo de dormir dos noches en avión sumado el Jetlag por el cambio de horario, no me dejaba pensar en otra cosa que querer dormir.

Eran las 6 de la mañana y todavía faltaban ocho horas para entrar en la habitación que habíamos alquilado. Salir a recorrer en ese estado y con las mochilas no era una posibilidad, por lo que cruzamos la Puerta del Sol en acto simbólico y apuntamos directo al Parque del Retiro. Nos tiramos en el césped y dormimos un buen rato abajo de un árbol, nuestro refugio a los rayos de sol que algunas horas después dejaron la ciudad ardiendo a unos 40*. Una escena que contrastaba bastante con el frío que hacía en Argentina apenas dos días atrás. 

Luego de una siesta reparadora y salimos al súper a aprovisionarnos para los siguientes días, donde terminamos de confirmar las sospechas. Acá también hay inflación. Ya sé, no es la de Argentina ni cerca, pero sí que se siente. La mayoría de los precios se parecen poco a los que había visto cuando vine por primera vez cuatro años atrás. Esto sumado que no habíamos conseguido sitio en Couchsurfing, lo que nos obligó a tener que alquilar, nos demostró de entrada que teníamos que ser más que cuidadosos con los gastos, porque nuestro presupuesto para un viaje tan largo simplemente no iba a aguantar.

Los siguientes días los dedicamos a recorrer la ciudad. Madrid, la segunda capital poblada más poblada de la Unión Europea apenas detrás de Berlín, tiene de todo. Sin contar con atracciones tipo ‘A’ como la Torre Eiffel de París o el Big Ben de Londres, Madrid muestra su esplendor en la homogeneidad de sus calles y fachadas, que generan un ambiente que invita a perderse caminando, sin tener que estar tachando lugares de una lista.

Sin embargo, lejos de la atmósfera embriagante de la ciudad, Madrid se guarda varios secretos para el que se quiere meter de lleno y explorar más allá del primer vistazo.

España, como nación, guardó desde su fundación un apego innegable con la Iglesia Católica. Tanto es así que el mito fundacional español, la batalla de Covadonga en el 722, se produce, acorde al relato, porque Virgen se le aparece a Don Pelayo para rogarle que expulse a los invasores musulmanes de la península que desde el 711 controlaban el territorio. A partir de allí comienza el periodo de 'reconquista', que se concluye recién el 1492 con la toma de Granada. Si, el mismo año que Colón llega a América, recién estaban intentando sacar a los 'moros'. La consecuencia directa de esto en el presente es clara, podemos encontrar iglesias y conventos realmente espectaculares por donde mires. Seas católico o no, el despliegue artístico y arquitectónico es sin dudas un plato fuerte en la ciudad.

Mientras tanto, sigamos con la historia. Que pasó durante los casi ocho siglos de dominio musulmán? La respuesta corta: de todo. Pero lo que nos interesa en este relato, es el hecho de que al igual que Jerusalén fue fundada por hebreos y Roma por ‘paganos’, como ya pueden suponer, Madrid, primeramente llamada Maǧrīţ, fue fundada por musulmanes. Hay todavía algunos intentos de deslegitimar esta fundación atribuyendo antiguos asentamientos romanos o godos, pero la realidad es que nunca existió como ciudad hasta al rededor del 850, cuando el emir de Córdoba manda a fundar una fortaleza para proteger Toledo de los ataques cristianos del norte.

Dos siglos más tarde, con la toma de Toledo a manos de Alfonso VI en el 1085, es cuando la ciudad pasa a ser cristiana (por lo que, técnicamente, nunca fue ‘reconquistada’). Sin embargo, lejos de sufrir la destrucción total del legado musulmán, comienza un periodo de adaptación de la ciudad. Los mudéjares son echados del centro la ciudad y los minaretes se transforman de a poco en campanarios de iglesias cristianas. Lo que permite incluso al día de hoy descubrir innumerables restos de orientales en las iglesias.

Luego de la reconquista de la península, podemos decir que no pasa demasiado en la ciudad, hasta que Felipe II en el 1561, en pleno apogeo de Imperio Español, decide instalar definitivamente la corte en Madrid. A partir de allí la población empieza a crecer exponencialmente y la ciudad sufre innumerables cambios, aunque es todavía posible encontrar construcciones de esta época, en general la ciudad empieza a tomar forma recién con el cambio de dinastía, cuando los Borbones, especialmente Carlos III, decide hacer de Madrid una capital acorde a los tiempos que corrían y dejar de mirar con celo al resto de las capitales europeas.

Es también es notable recalcar que las pocas plazas que encontramos en la ciudad, donde podemos respirar algo de aire, se las debemos principalmente al infame Pepe Botella (Jose de Bonaparte, hermano de Napoleón) quien mientras veía como nos independizábamos, se puso a tumbar iglesias y conventos para dejar algo de espacio verde.

Con un poco de curiosidad, Madrid ofrece un sin fin de secretos bien guardados para quienes se animan a buscarlos. Desde musulmanes a cristianos, Austrias a Borbones, todos los traspasos dejaron su marca por la ciudad y pueden ser descubiertos. 

Gracias por leerme. Te espero en los próximos capítulos!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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